Fue una tarde de diciembre, el espiritu navideño estaba por todas partes; la noche era agradable e invitaba a pasear, nada hacía presagiar lo que nos ibamos a encontrar.
La ví a lo lejos, no podía creer que fuera ella, pero allí estaba, desafiante, mirandome de frente, y lo peor de todo ... no llevaba en los bolsillos ni una sola "u" ... no podía ser de otra manera.
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